domingo, mayo 27, 2007

1, 2, 3.

Voy a cerrar mis ojos, Martín. En serio. Voy a contar hasta tres y cuando los abra, ya no quiere verte. Llevate tus zapatos de queso, tu colección de discos y tu ausencia, esa porquería inmensa que no me deja en paz. Llevante eso también, no lo dejes tirado. Voy a cerrar mis ojos y voy a pensar que soy... no: voy a cerrar mis ojos y voy a ser la cima de una montaña. Algo inalcanzable. Un viento o una hoja seca. Antes de que cuente tres, Martín. En serio. Llevate ese libro. No, ese no. Ese es mío. El otro, el aburrido. Pero en serio, cuando te hayas ido van a venir tiempos felices, Martín, con alas y pingüinos. Cosas con paraguas, tazas de té, mesas en un jardín, nubes con sombrero y grillos con bastón. Vas a ver. Va a haber de todo. Pastos barrigones, lápices de colores y sueños de vainilla. Voy a tener alas, esas que a vos tanto te fascinaban, ¿te acordás? ¡Y te digo más! Cuando las tenga pienso volar a ninguna parte, ¿qué me decís? Ese marcador es mío. Bueno, llevatelo. Lo más lindo que me podés dejar es un poquito de soledad, que es lo más parecido a mi.