miércoles, octubre 21, 2009

Siempre tendremos Cuba

............Habíamos olvidado las tazas de café sobre la mesa y las luces en la ciudad. El aroma cargado de la rivera permaneció junto a las parejas que se habían quedado en la playa de Santa María para escuchar abrazados el suspiro del último son. Habíamos dejado las cosas en el hotel y los zapatos en la terraza. Corríamos sobre la arena. Ella tomaba fuerte mi mano porque sabía que si la dejaba ir yo no tendría el valor para seguirla. Nos alejábamos cada vez más. –Ya estamos cerca. –Gritó. Y la oscuridad nos devoraba. A ella le había sorprendido saber que yo nunca lo había hecho. Dejó de correr y tropezamos. Me abrazó. A pesar de la oscuridad, su piel llevaba el perfume del sol. –Te espero. –Dijo. La sentí alejarse. Detrás de nosotros, la ciudad resplandeciente era nuestro faro. –Para entrar tienes que darle la espalda a todo y dejarte ir. –Me había dicho. –No hay por qué temer, para regresar sólo tienes que nadar hacia la Habana.

............Avancé a tientas y me entregué al mar pues ella me esperaba. Habíamos dejado el miedo sobre la playa.

jueves, enero 29, 2009

Rincón

-Juntá la ropa esa.
-¿Cuál ropa?

............Ella le señala un rincón que estuvo escondiéndose de él.

-El pantalón y las medias, por favor.
-¿Por favor?
-Sí, por favor.

............Él rueda sobre la cama hasta que el rincón se le revela plenamente. Y lo acaricia sin necesidad de levantarse. Hunde la mano dentro de su barriga y le arrebata la ropa de las entrañas. El rincón no chilla ni tiembla.

-¿Dónde querés que la deje?
-Da igual.

............La mira con desconcierto.

-¿Por acá está bien?
-Sí, está bien.

............Ella se sienta en la cama y él vuelve a rellenar el rincón de ropa.

-Hace un rato no era yo, ¿viste? Es que tuve una impresión.
-¿Qué impresión?
-Es difícil de explicar. Venía por el pasillo y sentí que actuábamos, que los dos actuábamos. De golpe quise dejar de ser yo, un rato ¿entendés? Con el tema del pantalón y eso. Pero todavía siento que actuamos.

............El se ríe.

-¿De dónde venías? -Pregunta.
-Fui a buscar un poco de agua.
-El agua te pone complicada, mi vida. Deberíamos dejarla de una vez. ¿Qué te parece si la vamos cambiando por cerveza?
-Está bien. -Pero reflexiona. -¿Te molesta si nos miro desde afuera mientras las tomamos?
-No, para nada. Esta noche podríamos llamarnos de otra manera.
-Me parece bien. Voy a buscar las cervezas.

............Y la vio irse. Regresaría con las cervezas, pero sería otra. Se preguntó si alguna vez volverían a encontrarse. No, mejor una cerveza para ocuparse de otras cosas. En algunos rincones es mejor no meter la mano, pensó.