Rincón
-Juntá la ropa esa.
-¿Cuál ropa?
............Ella le señala un rincón que estuvo escondiéndose de él.
-El pantalón y las medias, por favor.
-¿Por favor?
-Sí, por favor.
............Él rueda sobre la cama hasta que el rincón se le revela plenamente. Y lo acaricia sin necesidad de levantarse. Hunde la mano dentro de su barriga y le arrebata la ropa de las entrañas. El rincón no chilla ni tiembla.
-¿Dónde querés que la deje?
-Da igual.
............La mira con desconcierto.
-¿Por acá está bien?
-Sí, está bien.
............Ella se sienta en la cama y él vuelve a rellenar el rincón de ropa.
-Hace un rato no era yo, ¿viste? Es que tuve una impresión.
-¿Qué impresión?
-Es difícil de explicar. Venía por el pasillo y sentí que actuábamos, que los dos actuábamos. De golpe quise dejar de ser yo, un rato ¿entendés? Con el tema del pantalón y eso. Pero todavía siento que actuamos.
............El se ríe.
-¿De dónde venías? -Pregunta.
-Fui a buscar un poco de agua.
-El agua te pone complicada, mi vida. Deberíamos dejarla de una vez. ¿Qué te parece si la vamos cambiando por cerveza?
-Está bien. -Pero reflexiona. -¿Te molesta si nos miro desde afuera mientras las tomamos?
-No, para nada. Esta noche podríamos llamarnos de otra manera.
-Me parece bien. Voy a buscar las cervezas.
............Y la vio irse. Regresaría con las cervezas, pero sería otra. Se preguntó si alguna vez volverían a encontrarse. No, mejor una cerveza para ocuparse de otras cosas. En algunos rincones es mejor no meter la mano, pensó.