miércoles, enero 23, 2008

Simbolismo lúdico

.....No es raro verte conversando con el pan que tenés en la mano o caminando un par de cuadras de más porque un cordón te une a la barriga de una nube. Alguna vez Rube quiso convencerte de que todo eso era el residuo de un simbolismo lúdico. Tuvimos que tranquilizarte a fuerza de Piagets y evolutivos, ¿te acordás? Si tan sólo hubiese sabido entonces cuan importante era la ausencia de orden en tu desorden, cuanto te asfixiaba Rube cada vez que te puteaba porque empezabas un libro por la mitad, entonces tal-vez-pero-no-quién-sabe.
.....Si María habla con los panes o camina debajo de una nube, es porque todo ese desborde la reflota del otro lado. Cada vez que inventa un perchero en el suelo o se pierde en una cuenta matemática para elegir algo en un restaurante, se vuelve más María y se aleja de ella misma, de mamá, de Entre Ríos, de Rube, de mi: de cualquier tentativa posible de orden.

viernes, enero 18, 2008

Sobre flores secas

.....En la camilla del hospital, una flor seca y bien conservada escucha atentamente el relato de otro tiempo. El ominoso aroma de las orquídeas, cuando el viento sopla a favor y alguien decide abrir la ventana para liberar los fármacos disueltos en el aire. Ya no quedan rincones de donde aferrarse. Todo es harto familiar y gastado. Los ojos resbalan del techo al suelo, sin detenerse en nada. Tan sólo la voz de la muchacha navegando entre las orquídeas. La flor había sido siempre muy estricta en lo concerniente al horario de visitas. El aire por la mañana huele tan diferente. Incluso los sonidos saben distinto. Estúpidas orquídeas. El viejo cuaderno manuscrito la cubre como un velo: "14 de Mayo de 1973; cada vez que fantaseo con matarme, recuerdo las nubes y cuánto me gusta el olor de la lluvia mezclándose en el jardín. Esas son las cosas que me mantienen viva".

martes, enero 15, 2008

Sobre los atentados

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.....Son como el bebop y el blues, pero no siempre. Cuando no pasan sus noches como dos gatos mirando por la ventana o bailando debajo de las sábanas, se atrincheran en la mesa de algún café para repasar cada uno de los detalles. Estudian los panfletos de horarios y funciones. Estudian el flujo bien ataviado que se derrama por las callecitas del cartel. Estudian los suplementos de espectáculos. Bonnie y Clyde, preparando el próximo golpe.
.....Algunos atentados tienen como finalidad entretener a los demás. Estos son los que generalmente se recuerdan cuando, por las madrugadas, ya no hay nada más que hacer. Los disfrutan con el estoico sentido artístico del sacrificio: Ellos son los únicos que no juegan cuando están jugando. Y hacerlo así es fundamental. Sienten un enorme placer cuando las cosas se hacen de esta manera y no de otra. Entonces podrían, por ejemplo, recorrer alguna muestra o exhibición. Ella tendría la oportunidad de irritarse por un comentario de él. Gritaría por todo el lugar, haciendo una o varias escenas solapadas, mientras Clyde pide disculpas, sirviéndole en cada momento de contra punto. Se moverían de un lado al otro como una compañía teatral ambulante. Cosas de este tipo provocan las reacciones en cadena insospechadas que hacen de todo esto una actividad necesaria. Y si al cabo de un rato no fueron echados con la cortesía acostumbrada, ella saldría ofendida del lugar arrastrándolo detrás, manteniendo por todos los medios su papel. Afuera, lo de siempre. Se matarían de risa recordando la cara del pelado aquel o la expresión de la señora que se llevó la mano a la boca dejando caer su cartera al suelo. Algunos días, Bonnie y Clyde hacen falta para olvidar que son como el bebop y el blues.